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La era del hidrógeno verde: ¿una gran oportunidad para Argentina?

Hace ya un tiempo que el mundo está intentando acelerar la transición hacia una economía más sustentable. Una parte esencial de esa transición es la generación y el consumo de energía limpia. En este escenario, el hidrógeno verde se está convirtiendo rápidamente en una de las soluciones más prometedoras para reducir emisiones a nivel global.

9 de Septiembre de 2021
La era del hidrógeno verde: ¿una gran oportunidad para Argentina?

¿Qué es el hidrógeno verde?

En los últimos tiempos, el hidrógeno verde se ha convertido una de las fuentes de energía limpia de mayor crecimiento, pero ¿qué es el hidrógeno verde y por qué tendría la Argentina la fantástica oportunidad de convertirse en un jugador relevante en esta nueva industria?

El hidrógeno es una fuente ilimitada de energía, el gas más abundante en el universo. Este puede ser obtenido de distintas maneras, unas más sustentables que otras. El origen y los métodos a través de los cuales se obtiene el hidrógeno definirá si se considera “gris, “azul” o “verde”, el más limpio.

Una forma de obtener hidrógeno es a través del proceso de electrólisis, mediante el cual se separa el hidrógeno del oxígeno. Este proceso de separación requiere de grandes cantidades de electricidad. Cuando esa electricidad proviene de fuentes renovables (esencialmente eólica o solar), al hidrógeno resultante se lo denomina “hidrógeno verde”. Como veremos más adelante, la producción de hidrógeno verde también requiere el uso de grandes extensiones de tierra.

El hidrógeno tiene la ventaja de que su combustión produce agua, es decir que produce cero emisiones. El hidrógeno verde tiene, además, otras ventajas: se puede almacenar y transportar, y también puede ser utilizado en muchas industrias, desde (y particularmente) el transporte marítimo y aéreo a la industria automotriz, a la generación de energía y la climatización de oficinas y casas particulares, solo por nombrar algunos ejemplos.

Escenario global

Actualmente hay más de 350 proyectos de hidrógeno en marcha a nivel mundial. De ellos, más de 120 fueron anunciados en lo que va del 2021. Esto implica que miles de millones de dólares están siendo invertidos en hidrógeno verde.

Las potencias más importantes del mundo han demostrado altos niveles de interés estratégico en hidrógeno verde. Una de las razones de tanto interés son los nuevos estándares ESG (por sus siglas en inglés, Environmental, Social, Governance) que están entrando en vigencia en todo el mundo a través de distintos acuerdos internacionales (como el Acuerdo de París, al que ha reingresado EE. UU.) y de nueva legislación emitida como resultado de la firma de tales acuerdos. Estos estándares exigen la drástica reducción de emisiones a lo largo de las próximas décadas.

La Comunidad Europea, por su parte, también lanzó un ambicioso programa denominado “Fit for 55”, que requiere la reducción de emisiones en un 55 % para el año 2030. Este programa impactará significativamente en muchas industrias, entre ellas el transporte, ya que uno de sus objetivos es que, para el año 2035, los automóviles sean “cero emisión”.

¿Cuál es el rol del hidrógeno verde en este nuevo escenario? Desde un punto de vista global, objetivos de reducción de emisiones tales como los del Acuerdo de París solo podrán ser alcanzados a partir de la producción a escala de hidrógeno verde. Sin ella será imposible. En ese sentido, algunos informes indican que se espera que la demanda de hidrógeno se incremente un 7 % anual hasta el año 2050. La producción de ese hidrógeno deberá ser utilizando energías renovables si el mundo pretende alcanzar la meta de “cero emisiones” para ese momento.

El hidrógeno verde está ganando espacio y un ejemplo muy interesante que muestra la velocidad con que lo está haciendo es la industria automotriz. Si bien el hidrógeno no es novedad para las automotrices (hace más de 15 años BMW lanzó su primer automóvil de lujo impulsado por hidrógeno), hasta ahora, el litio había sido la fuente de energía “limpia” preferida en la industria automotriz. Sin embargo, el hidrógeno verde viene ganando terreno a un ritmo acelerado. Tres eventos recientes son indicativos de cómo está ganando un lugar entre las principales automotrices como fuente principal de energía limpia:

  • Como parte de su plan “Environmental Challenge 2050”, Toyota anunció este año que la segunda generación de su modelo Mirai completó 1003 kilómetros utilizando una sola carga de hidrógeno verde. Según algunos informes periodísticos, Toyota ha liberado una gran cantidad de patentes de su propiedad vinculadas al hidrógeno para que otros fabricantes las puedan aprovechar sin costo y sumarse a la misión de hacer del hidrógeno verde la principal fuente de energía en las próximas décadas.
     
  • Hyundai, la principal automotriz coreana, ha estado fabricando autobuses propulsados por hidrógeno en ese país desde 2019 y, recientemente, comenzó pruebas de testeo en Alemania de su “Elec City Fuel Cell Electric Bus”, pensando en su posible introducción a la Comunidad Europea.
     
  • También Hyundai está avanzando en la producción de un camión pesado, el primero en el mundo impulsado por hidrógeno y producido en forma masiva. Ya existen varias docenas de estos camiones rodando en Suiza, y se espera que se sumen más.

 

Argentina y su potencial rol en la era del hidrógeno verde

Ante la introducción de estas metas tan ambiciosas, los países con capacidad de producción de hidrógeno verde a gran escala tendrán la gran oportunidad de exportar a aquellos países que no puedan satisfacer su demanda interna. En este escenario, Argentina tiene una inmejorable oportunidad de jugar un rol importante en la era del hidrógeno verde.

La producción de hidrógeno verde requiere de tres elementos en cantidades importantes: (i) viento o luz solar para generar energía renovable y aplicarla al proceso de electrólisis, (ii) agua, para separar el hidrógeno del oxígeno, y (iii) tierras para instalar generadores eólicos o paneles solares. En Argentina, estos tres elementos abundan.

Por ejemplo, para producir 1200 toneladas métricas diarias de hidrógeno se requieren aproximadamente 5 GW de capacidad de fuente renovable, 18000 metros cúbicos de agua por día y 60000 hectáreas de superficie.

Con una superficie de alrededor de un millón de kilómetros cuadrados y casi 4000 km de costa sobre el océano Atlántico, la región patagónica en el sur del país es, de acuerdo con los expertos, el lugar más apto del mundo para producir energía eólica. En el otro extremo del país, la región del Noroeste tiene uno de los niveles de radiación solar más altos del planeta.  Argentina también cuenta con puertos ubicados en puntos estratégicos para facilitar la exportación de hidrógeno producido y almacenado.

Principales normas aplicables

En adición a las normas civiles y comerciales de alcance general, existen varios conjuntos de normas que deben ser analizadas al considerar un proyecto de hidrógeno verde en Argentina.  A continuación, mencionamos brevemente las más relevantes.

Marco regulatorio eléctrico

Si el proyecto contempla, además de la producción de hidrógeno, el suministro de electricidad al sistema, serán de aplicación el marco regulatorio eléctrico nacional y/o provincial.

La generación de electricidad utilizando fuentes renovables no es un tema nuevo en Argentina. A nivel nacional, existen normas relacionadas a las energías renovables y su promoción desde hace más de 20 años, con distintos niveles de éxito. La Ley 25019 (Régimen Nacional de Energía Eólica y Solar) se promulgó en 1998. A dicha ley siguió la Ley 26190 del año 2006, sustancialmente, modificada por la Ley 27191 del año 2015, bajo la cual la mayoría se materializaron la mayoría de los proyectos de energía renovable actualmente operativos. De acuerdo con la Ley 27191, para fin del año 2025, se debe alcanzar una contribución de las fuentes renovables de energía del veinte por ciento (20 %) del consumo de energía eléctrica nacional.

Normas ambientales

También se deben analizar cuidadosamente las normas ambientales a nivel nacional provincial y municipal. Es frecuente que existan normas provinciales y municipales que establecen límites al impacto ambiental permitido de un proyecto, lo que demanda estudios previos de impacto ambiental sujetos a la aprobación de las autoridades locales, regulando el uso de aguas, etc.

Restricciones al dominio de inmuebles

Como mencionamos, un proyecto de hidrógeno verde requiere el uso de grandes extensiones de tierra. Existen dos grupos principales de normas que restringen la titularidad o el uso de ciertos inmuebles por parte de personas físicas o jurídicas extranjeras.

En el primer grupo se encuentran las normas sobre zonas de seguridad de fronteras. Si el proyecto se desarrollara sobre inmuebles en zonas de frontera, es posible que se requiera la autorización previa de las autoridades nacionales competentes para que personas extranjeras puedan obtener el dominio o aun el uso de dichos inmuebles.

En el segundo grupo se encuentra Ley de Tierras Rurales 26737, su decreto reglamentario y normas complementarias, que restringe la cantidad de hectáreas de tierras rurales que pueden poseer personas extranjeras. Esta cantidad varía, entre otros factores, según la ubicación del inmueble.

Si habrá inversores extranjeros participando del proyecto, se deberá analizar previamente en detalles estas normas para determinar si aplican algunas de sus restricciones y si se deben realizar presentaciones y aprobaciones previas.

Normas específicas sobre hidrógeno

En la actualidad no existe un marco regulatorio específico para la producción de hidrógeno verde en Argentina, aunque sí existe un precedente. En el año 2006, el Congreso Nacional promulgó la Ley 26123 de promoción de hidrógeno. Dicha ley requería de reglamentación que nunca se dictó. Esta ley incluye un plan de beneficios fiscales de 15 años de vigencia para promocionar las inversiones en hidrógeno como fuente de energía. En la práctica, dicho plazo está vencido. Con el plan de beneficios fiscales expirado, esta ley tiene poca relevancia para proyectos nuevos.

Desafíos y conclusiones

Un proyecto de hidrógeno verde requiere de varios años de investigación, estudio, ingeniería y construcción antes de que pueda producirse hidrógeno. Durante el proceso, se requieren inversiones significativas. Un proyecto de esta naturaleza puede demorar más de una década en volverse rentable.

Si la industria del hidrógeno verde se desarrolla como predicen muchos especialistas, la Argentina tiene una oportunidad única de convertirse en uno de los principales productores y en especial exportadores de hidrógeno verde, lo que resultaría en un impulso enorme y muy necesitado de su economía.

Un factor clave si Argentina desea impulsar y desarrollar esta industria será un marco regulatorio nuevo y moderno que promocione la producción de hidrógeno. Planes de incentivo y beneficios fiscales son también fundamentales para un nuevo marco regulatorio, en particular beneficios que aseguren la estabilidad fiscal del proyecto durante una cantidad de años determinada. El marco regulatorio también debería incluir mecanismos de protección adecuados destinados a proteger exportaciones de hidrógeno verde bajo contratos de largo plazo de interferencias adversas gubernamentales.

Pocos temas deberían ser menos controversiales que la protección del medioambiente, la reducción de emisiones y la promoción de fuentes de energía limpias y sustentables. Son temas que se han incluido en todas las plataformas políticas, sin importar ideologías. Podría suponerse que el acuerdo sobre un marco regulatorio que permita el flujo de inversiones a largo plazo hacia Argentina para crear una industria nueva y limpia que podría tener un efecto positivo significativo en nuestra economía debería poder lograrse sin demasiada dificultad.

El tiempo dirá, pero hay algunas señales positivas:

  • Argentina tiene su propio plan de sustentabilidad, que es ambicioso y establece objetivos exigentes para el año 2030. Estos objetivos no pueden alcanzarse con la capacidad instalada de fuente renovable actual, con lo cual, es de esperarse que se promocionen proyectos de energía limpia en los próximos años.
     
  • Si bien no es lo mismo que aprobar un nuevo marco regulatorio, Argentina suscribió en 2019 un Memorando de Cooperación con Japón para trabajar en el desarrollo del hidrógeno como combustible limpio y promover inversiones en esta área, lo que sí demuestra un claro interés del país en convertirse en un actor importante en la industria del hidrógeno.  Además, el Fraunhfer Institute de Alemania, una de las entidades de investigación más importantes del mundo, ha firmado convenios con varias provincias argentinas con el objetivo de estar produciendo hidrógeno para el año 2030.
     
  • Finalmente, pero ciertamente no menos importante, ya existen algunos proyectos de hidrógeno verde en marcha en Argentina, en general en sus etapas preliminares.

 

En conclusión, no debería haber duda de que Argentina tiene una oportunidad fantástica para convertirse en un participante mayor en esta industria, no solo como país productor para consumo interno, sino como país exportador, uno de los principales incluso. Las condiciones naturales de las que goza el país para este tipo de proyectos son difíciles de igualar en otras partes del mundo.

El hecho de que ya haya proyectos en marcha pareciera indicar que la pregunta no es si habrá plantas de hidrógeno verde en Argentina, sino cuándo. Idealmente, contaremos con un nuevo marco regulatorio que promueva el hidrógeno verde para atraer más inversiones en esta industria sustentable y en crecimiento.